El buen líder es paciente
Estar al frente de una empresa grande o pequeña requiere de muchas aptitudes, pero entre ellas una a destacar es la paciencia.
Una persona con dotes de liderazgo y de empatía logrará más beneficios a nivel económico y a nivel personal si sabe cómo lidiar los problemas diarios con sus empleados y su entorno con una predisposición cercana a la reflexión.
Entrenar la paciencia si tenemos una responsabilidad es una tarea obligatoria. La impulsividad, la ansiedad y las obsesiones pueden nacer de las prisas, y todas son malas consejeras para una empresa.
Practicar el autocontrol es la clave. Las personas que no gestionan bien la incertidumbre o se inquietan cuando pierden el control son pésimos jefes. La paciencia es una actitud positiva y un rasgo de madurez.
Los buenos líderes apuestan por el «A camino largo, paso corto». Si un buen líder no es capaz de controlar las circunstancias externas sin perder los estribos, para empezar no se lo tendría que llamar líder.
De nada sirven los conocimientos si somos impulsivos, fáciles de irritar y tomamos decisiones a la ligera que pueden afectar a nuestro negocio. Pisar el freno y sintonizar con los ritmos que marcan la naturaleza no es una pose, es una decisión inteligente para quienes viven sometidos a mucha presión.
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El buen líder es paciente
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Pymes y Autonomos
por
Joana Sánchez
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